El yihadismo global ya no es, en España, una amenaza que fundamentalmente proviene del exterior y se relaciona con extranjeros. La nacionalidad o el país de nacimiento de los yihadistas detenidos o muertos en nuestro país entre 2013 y 2017 revelan que el componente autóctono de dicho fenómeno tiene una relevancia próxima a la del foráneo. Este componente foráneo lo forman básicamente individuos nacidos en Marruecos y procede en particular de la región geográfica e históricamente delimitada del Rif. El componente autóctono procede sobre todo de individuos nacidos en las ciudades de Ceuta y Melilla, así como en Cataluña. Pero seis de cada 10 del total de individuos objeto de este estudio pertenecían al segmento social de las segundas generaciones. Hablar actualmente de yihadistas en España es principalmente hacerlo de individuos con nacionalidad o ascendencia marroquí, lo que implica que sobre nuestro país se proyecta un problema existente en Marruecos y que requiere mantener una adecuada cooperación bilateral. Pero es más fácil que alguien con origen marroquí se implique en actividades terroristas si reside en España que en Marruecos, lo cual sugiere un problema en nuestro país con el acomodo de segundas generaciones y apela a prevenir eficazmente la radicalización violenta.

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